Petición
Dios eterno y todopoderoso. Yo te renozco como mi creador, mi benefactor más grande, como es padre que nunca conocí ni tuve cerca de mí.
Gracias te doy por este día, por la vida, la salud y el ánimo de mi mamá, por el techo que tengo sobre mi cabeza y por todo lo que he vivido, tanto bueno como malo.
Mis desgracias, mis contrariedades, mi torpeza, mi confusión y mis temores no te son ajenos. Sólo te pido que tengas paciencia conmigo, que no me abandones y que me concedas la gracia de perseverar en querer vivir esta vida que me has regalado.
Si es para mi bien, te pido que me den el empleo a cuya entrevista voy hoy. Ayúdane a recuperar las ganas de estudiar.
Te pido igualmente que me concedas la gracia de ahondar en el discernimiento de mi propia vocación a la vida monástica que me resulta tan atrayente. Sólo tu eres el supremo bien, eres lo más grande. Antes tenía otras aspiraciones pero ahora sólo tu, sólo en tí, sólo dentro de tu gran corazón, siento que todos mis anhelos y ansiedades pueden ser colmados.
No me dejes. No me abandones, Oh Jesús. Lléname de tí.
Ayúda a mi mamá, si me voy en pos de ti, no permitas que nada le falte. Consuélala en su dolor de no tenerme cerca, de no haberle dado nietos.
Y a ambos danos un día por tu misericordia la corona de la vida eterna en el sitio donde reinas junto al Padre y el Espíritu Santo, donde no hay llanto, ni sufrimiento ni dolor.
Gracias, Señor, Gracias.
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