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Peticiones al Corazón de Jesus

Gracias señor Jesús

Gracias señor Jesús

Gracias señor Jesús por escucharme, por haberme socorrido

gracias por haber tendido tu mano en momentos de debilidad

en los cuales te pedí guiaras a mi alma ilusionada sus pasos,

dieras la sobriedad a mis palabras, la serenidad en mi mirada,

la fuerza a mi espíritu, la gracia en mis actos y en mi persona.

 

cuantas veces acudiste a mis pedidos de penas, desesperación

y nunca te lo agradecí, hasta recién ayer en que volviste a ser

generoso conmigo pedí como a uno y se me dio como a diez

perdóname señor pues siendo como soy me pregunto porque

tuve siempre la dicha de verte y no te reconocí, sino más bien

rehuía a ti, a tu santa madre María Inmaculada la tuve enfrente

y me apartaba, cuantas veces sin ser invitado a tu casa sagrada

me preguntaba que hacía en ella si no estaba en mi deseo venir.

 

Cuantas veces llamasteis y solo atinaba a esconderme no acudir

hasta ayer en que volviste a darme a mí la oportunidad de verte

tu rostro ensangrentado, tu cuerpo lacerado, atado a ese madero

con tu expresión de infinito dolor, inmensa pena, con quebranto

sin llanto, clavado en maderos humanos vuelto tu rostro a diestra

cruel espectáculo, y sin embargo tu mirada serena en el calvario

y tú mi señor diciendo no me importa este acto, muero pensando

en que nacerá la esperanza en aquellos que vuelvan su mirada a

mi padre, al camino de un mañana en que no habrá tinieblas,

al amanecer de un nuevo día aquel, en que todos sean hermanos

en un crepúsculo atardecer en que agradeciendo esperaran todos

viviendo, si en mi rostro no ves llanto es por que guardo estas

lágrimas por el dolor que me causaran sus futuros actos sabiendo

que aunque me viesen doliente, cometerán siempre más pecados

tengan en cuenta esta mirada de esperanza que tengo en ustedes

que se arrepentirán y tornando a mi camino serán más humanos

recuerden que la herida no se infringe por nada sino por ustedes.

 

Gracias señor Jesús por devolverme la esperanza a este corazón

que espera ahora anhelante el momento del reencuentro del cual

saldré triunfante.

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